6:15 de la mañana, le meto a mi móvil GPS, las coordenadas de Tavernes, y para allá que nos vamos, otra vez el equipo al completo, con animo de apuntillar la liga, es la última de las carreras y cada uno ibamos con objetivos dispares, unos a reventar el crono, otros a pelear por el podium, otros a probarse el tobillo, otros a quitarse alguna espinita y otros como en mi caso a pelear hasta el final por un puesto del montón.
Y es que después de estas tres carreras, se me queda un sentimiento, raro, he entrenado bien, he comenzado con series, fartlek, cambios de ritmo, progresiones, y multitud de palabras de esas raras, que al final se resumen en una, entrenar, y lo he realizado a conciencia, pero los resultados no llegan. En estos momentos, y de verdad lo digo, hay un nivel altísimo en la Comunidad Valenciana que me llena de orgullo, la gente se lo curra y se nota, desde los juveniles, hasta veteranos sin olvidarnos de las master, y en cada carrera se hace mas caro, realizar un buen papel.
Pero, por contra, y en mi caso particular, después de partirte el pecho, por la montaña, te das cuenta que sólo eres un número de dorsal, sufriendo, sudando, corriendo y saltando por el monte. De vez en cuando, esta rutina se rompe, al oir tras de tí, ¿eres Miguel, el del blog?, y la gente me saluda, y me da la enhorabuena, y me anima a continuar con estas crónicas, como Marcelo de Almansa, pero al final, también soy humano, y hay carreras como las de la Valldigna, que un sentimiento negativo se apodera de tí, y te replanteas ciertas cosas y ciertos retos futuros.
En línea de salida, lo de siempre, saludos, fotos, ánimos, las últimas tonterías típicas que se dicen antes de salir, y el grito de guerra entre cientos de valientes que no les importa cambiar la cama del domingo, por una peleada entrega al sudor dominguero por cualquier montaña que se ponga "a tiro". Alberto, el sombrilla y sus incondicionales amigos, como no, allí estaban, nos hizo la foto de grupo muy amable, no se pierden una estos masters.
La carrera, fué chula, la salida no tanto, los coches, aparcados a uno y otro costado, nos hizo hacer slalom, para poder esquivar los retrovisores, los corredores, las motos de la organización y poco a poco, llegamos a las faldas de la primera subida de entidad, y menuda subida, lo mejor era no mirar hacia arriba, apretar los gemelos y paciencia...
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Cuando corono, llego al primer avituallamiento, allí está José Antonio, de nuevo su tobillo, le había avisado, y tuvo que abandonar de nuevo, desde luego este no es su año, al menos de momento, sigo adelante, ahora innumerables charcos arcillosos, nos esperaban como agujeros negros del ciberespacio, dispuestos a engullir nuestras zapas, uno de ellos no puedo esquivarlo y se me queda una de mis salomón, marrón como el chocolate.Luego viene la segunda subidica, pequeñica pero matona, que nos llevará a las crestas por donde deambulamos hasta la bajada, una de las mas técnicas del calendario y que ocasiono varias caidas, afortunadamente sin consecuencias.
Lo peor vino al final, si al final, después de una bajada interminable, venían casí cinco kilómetros de pista, con casí tres de llano hasta meta, que se hicieron penosos, el asfalto, se movía bajo mía, como la cinta de correr del gimnasio, y parecía que yo estaba siempre en el mismo sitio, fue raro, el llano todavía no me va, espero que llegué el día que vuele por llano, pero de momento, me toco, armarme de paciencia y comerme los metros finales poco a poco hasta llegar a meta, cansino y enfadado, 2:20., no quedé demasiado orgulloso, pero tras la ducha y el magnífico avituallamiento acompañado de una cervecica me hizo ver todo de otro modo, al menos hasta la agónica, carrera que nos tienen preparada, los de Crevillente. Menos mal que llevan tiempo avisando, luego no quiero quejas..., ni mías.
4 comentarios:
Maestro Miguel ,yo creo que después de partirte el pecho por la montaña,correr en solitario en esos tramos del recorrido donde te alejas o aproximas a otros ,donde otros te animan a seguir y sobre todo cuando en lugares como Tabernes entras antes que tu maestro y en meta ,lo esperas para darle un último aliento de ánimo, le das un abrazo y sin fuerzas este ( que eres tú ,claro está)lo primero que te dice es que se alegra del carrerrón que has hecho ,solamente me surgen elogios por ser tan grande y humilde.A cada paso nos guías y a cada salto nos iluminas para seguir esforzándonos y todo esto no queda en el dorsal porque a diario nos inspiras a la superación de PATALIEBRE.ÁNIMO MAESTRO Y enhorabuena por la crónica,el blog ,tus consejos y por las charraicas de las 6 de la mañana caminico de las carreras...Grufan poder te dará!
Gracias, Fernando (Grufan), son palabras de aliento, y que me animan a continuar, "..,partiéndome el pecho" al menos otra carrera mas.
Lo de "Maestro", se agradece, pero solo soy un incondicional de las carreras, que transmite... ilusión y compañerísmo. Cuando adelanto a alguién, no se me pasa por la cabeza, al menos el no saludarlo, aunque hay corredores que lo hacen, ellos sabrán el por que.
Miguel, mi primera carrera fue el 31/12/2006 (SanSilCrevillent) y la primera por montaña en oct-07. He llegado muy tarde a esta afición y quizá por ello, pese al breve periodo hasta hoy, en algunas carreras, en algunos instantes "intensos" por muy duros, al sentir que mi límite está justo a un paso y, sin embargo, otros me adelantáis como si tal cosa, me he preguntado qué hago yo ahí.
En esos instantes en que me siento fuera de lugar entre verdaderos corredores y en los que resuenan en mi mente las ¿sensatas? palabras que puedes imaginar de gente totalmente ajena a esta actividad, suelo recordar cualquier evento aparentemente ridículo (alcanzar en solitario y a pie el polo Norte o Sur por ejemplo) en el que un hombre o una mujer, desafiando la lógica, sigió adelante por ... ningún motivo razonable.
Pero ¿acaso necesitamos un motivo?
Sólo hace falta una razón y no se trata de mejorar (¿qué mejorar, cuando se está más cerca de 50 que de 40?), ni mucho menos de ganar.
Basta nuestra propia e instransferible razón (quizá para los demás, sinrazón) y puede ser tan sencilla y a la vez tan compleja, como la famosa respuesta de quien por primera vez alcanzó la cumbre del Everest cuando le preguntaron por qué subir «Porque está ahí».
Del mismo modo cada uno de nosotros, aun con sensación de estancados o de ir a peor (será inevitable, con el avance de la edad, supongo) reincidiremos en carrera por montaña, ultras, maratones, etc. ... porque nos hace sentir ese algo que sólo en esas situaciones se vive y porque sólo si se toma la salida, es posible decir "la meta está ahí".
Enhorabuena por la entrada.
El 15 te veré en la cumbre de La Vella (Crevillente).
SUI UIRUS, tienes mas razón que un santo, verdaderamente, el verdadero valor para un corredor, ya con unos añicos a cuestas (43), es estar ahí, mantenerse y sobre todo disfrutar, pero la carne es débil, y sin querer estar en el podium, siempre quieres mejorar, sobre todo después de muchas horas de entreno, pérdida de sueño y abandono familiar.
Sea, pues, ese gusto indescriptible de cruzar la meta, le mejor medalla para los finisher, que tan duro pelean la carrera, lleguen el 3 o el 103.
Un abrazo, gracias por tus palabra, nos vemos en Crevillente.
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