El pasado sábado 24 de octubre, marche para Valencia, con mi chica, hacía tiempo que le propuse esta carrera y no le desagrado el ofrecimiento, ahora ya había llegado el día y tras un viajecito corto desde casa, estábamos en las nuevas instalaciones de la tienda Evasion Running de Valencia, recogiendo nuestra camiseta dorsal, una pasada...
Hacía un sol de cojones, y mas que otoño era primavera, multitud de corredores con su camiseta roja, deambulaban por doquier, calentando, y aquel escenario era lo mas parecido a la pantalla del comecocos de toda la vida cuando el fantasma iba persiguiendo puntitos rojos. Era la nota colorista de la mañana y es que hasta 200 corredores, estaba fijado el cupo para participar en esta carrera.
Una vez vestidos para la ocasión, nos dirigimos a la zona de salida-meta, y justo nada mas llegar me encuentro a mi compañero de club Andrés, junto con su chica, que habían tenido exactamente la misma idea que nosotros, ya lo sabíamos pero habíamos quedado en vernos allí. Ambiente, distendido y de camaradería, todo muy campechano, y muy, muy normal, quiero decir, ni chip, ni jueces durante la carrera, ni ticket de tiempo a la llegada, ni control durante el recorrido, ni marcaje, por no haber no había ni avituallamiento en el km,5 que con tan solo un botellín de agua hubiese sido lo ideal, al margen de todo esto, el informe de organización un sencillo aprobado, ya que al final, al menos había isotónica, agua y fruta.
Mi mujer, había entrenado algo, menos de lo que ella hubiese querido, pero claro, la casa, los crios, la faena del hogar (que yo si que ayudo, eh?), pues le habían impedido entrenar con la asiduidad que se merece. Así que le dije, "...te voy a hacer de liebre", tu sigue mi ritmo y te llevo clavá, a 6 el km, no me hizo ni caso, corría bien al principio, estaba fresca, luego poco a poco se iba notando que su respiración revelaba que el entreno había sido mas bien escaso, pero iba adelante, km.5, "...ya estamos a mitad", venga ahora, damos la vuelta al circuito de regreso, Km. 6, 7, 8, buff, buff, tenemos que andar de vez en cuando, pues le entra flato, proseguimos, le digo que siga mi ritmo que no apriete...nada ni caso, es competitiva a tope, y no puede resistir que le pase mas gente, con lo que el km, 9 y 10 los hace como una campeona, sin parar, le duele un dedo del pie, seguramente por las zapas, lleva las Salomón que le regale por el día de la madre y claro no son las ideales para corretear por el parque.
Ultima rampa, línea de meta y prueba conseguida, un besazo cruzando la meta y se acabó hace un calor de muerte y mi mujer se va derechica a la fuente, luego una fresca manzana ayuda a calmar la sed con un botellín de agua. 1:05, bien no está mal, para lo poco que ha podido entrenar. Yo prácticamente ni he sudado, y me ha venido bien para estirar piernas, para la carrera de mañana, de montaña, corta pero durísima en Orihuela.
Recorrido muy muy bonito, bien señalizado, km. por km. en el cual tenias que tener en cuenta de no pisar al de delante, no atropellar a ningún crío que fuese en bicicleta o que las idems, no te atropellaran a tí si invadías el carril bici en el fragor de la batalla, como en un videojuego, con cositas de esas que te salen y tienes que esquivar. Unos jardines, muy verdes y bonitos de verdad, nos acompañaron durante un recorrido en el que no faltaron, campos de césped artificial, campos de rugbi, grupitos de gente haciendo Tai-Chi, patinetes, paseantes, deambulantes, perritos, y hasta un tío haciendo escalada sin seguro y sin nada bajo la bóveda de uno de los 6 o 7 puentes que atravesamos.
Finalmente, Andrés y su mujer, se quedaron a comer en Valencia, pero nosotros regresamos a nuestra Villena, tranquilamente, en un mañana, distinta a todas, y en la que he podido compartir con mi chica deporte y aventura.
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