CUEVAS DE LA HUESA TACAÑA...una ventana al pasado.

Cuando el 31 de diciembre empecé a darle vueltas a la cabeza, pensando en el mal año deportivo que había tenido debido a mi fascitis plantar, decidí darme un regalo de fin de año y adapté mi ultimo entreno por montaña a una ruta que uniría arqueología y carrera por montaña, demostrando así que también se aprende corriendo. Había oido cientos de veces que las cuevas de la Huesa Tacaña, estaban ubicadas en la sierra de Peña Rubia, y por tanto, y tratándose de mi lugar de entreno habitual, no podía dejar pasar otro año sin descubrirlas, mas aún, teniendo como afición todo lo relacionado con las arqueología villenense.

Me hubiese quedado allí un buen rato mas meditando, que paz!!!

Así que dispuesto a realizar un entreno largo, pero no duro, trotando-andando y corriendo llegué al punto donde empezaba la ruta hasta la cueva. Dicha ruta es bastante desconocida e inaccesible para la mayoría de los mortales por encontrarse en una cornisa que no se divisa cuando estas cerca, sino al contrario, hay que seguir la intuición y el rumbo que previamente se ha divisado desde algún collado cercano. Ya el año pasado realice alguna incursión infructuosa sin dar con ellas, ahora me doy cuenta que había pasado por debajo de ellas sin darme cuenta.

No es tan fácil dar con ellas, pues se esconden a medida que te acercas.

Perfectamente enclavadas, son una atalaya excepcional, donde desde hace miles de años, los humanos predecesores ya las utilizaban como lugar de residencia habitual, donde le servían de cobijo y donde disponian de unas envidiables vistas de toda la vertiente hacia el sur levantino teniendo todo el valle del Vinalopó a sus pies, cualquier ataque por sorpresa era simplemente imposible, pues desde la misma puerta de la cueva se tiene un panorama excepcional que sin duda le brindo unas oportunidades de caza magníficas. Estas cuevas son en realidad dos yacimientos diferenciados, ya que en la Cueva Grande se encontraron útiles líticos más antiguos, que se han fechado entre el 12.000 y el 10.000 a. C., mientras que en la Cueva Pequeña los restos se encuadran entre el 10.000 y el 6000 a. C.

Montaje con varias fotos, vistas desde interior Cueva Grande (pincha)

Ubicación de Villena, Sierra de Peña Rubia y Cuevas.

Excelente entreno montañero, hasta la mismísima entrada a las cuevas, puesto que el desnivel es considerable y se tiene oportunidad de correr por pista y senda y hacer alguna pirueta saltando entre bancales de pino en periodo de repoblación. A mi llegada al risco en cuestión soy cauto y tengo un premio merecido, logro encontrar la casi imperceptible senda que muy pocos conocen pero pisada lo suficiente para darme la pista correcta y llegar a la mismísima base de las cuevas. Aprovecho y hago varias fotos desde lejos, donde se puede comprobar, que son dos cuevas en una, una boca pequeña partida en dos y con poca altura y otra cueva hermana mayor con mas boca y altura.

Es necesaro retroceder para poder fotografiarlas juntas.
Aunque no demasido, pues otra cornisa y mucho patio están cerca.

Plano de José Mª Soler, que indica la profundidad de las cuevas.

Boca de la Cueva Pequeña, partida en dos, y con muy poca altura.

Utensilios encontrados en la Cueva Pequeña

En ambas se han encontrado restos arqueológicos de importancia, ahora alojados en el Museo Arqueológico de Villena, con el mismo nombre de quien las encontró D. José Mª Soler García, del cual fuí discípulo en mis tiempos mozos junto con mi padré, acompañándolo en mil y una correría arqueológica por el todo el término municipal. Ahora en esta visita a las cuevas zanjaba una deuda que tenía con ellas pues debido a lo escarpado del acceso y lo niño que yo era entonces, mi padre, con sabia elección, había decidido no arriesgar trayéndome hasta aquí.

Vista hacia el Sureste desde el interior de la Cueva Grande.

En el interior de la Cueva Grande, la altura enseguida disminuye.

Utensilios encontrados en la Cueva Grande.

Que decir de las sensaciones, te teletransportan a un pasado muy lejano, respirando un silencio y quietud pasmosa en aquel enclave tan solo roto por los gañidos de una pareja de aguilas que parecían reclamar su lugar en aquellas cuevas, y bien cierto que lo eran porque cercanas a su base había todo tipo de restos oseos y algunos de ellos de considerable tamaño, que le daban mas magia a aquella atmósfera que dejé a mi pesar, por no enfriarme, porque no olvidemos que yo andaba entrenando.

Excelentes atalayas para las Aguilas que se dejaron ver.

El tamaño y cantidad de restos óseos hace evidente el hábitat del águila.

Al alejarme del lugar y tras dejar tras de mí la senda misteriosa construí rápidamente un hito de piedras para que me serviese de guía la próxima vez que viniese a visitar aquellas magníficas cuevas que en su momento fuerón hogar de nuestros ancestros. Pero ahora se trataba de regresar a casa y prepararme para una nochevieja que me hiciese olvidar mi lesión y comenzar un 2012 lleno de esperanzas y muchas carreras por descubrir...

web de referencia: http://arqueologiaalicante.blogspot.com