Que paráramos en el peaje nº 13 de la autopista, y que la cuenta del restaurante en Viella, fuera 66,60 € no hacia presagiar nada bueno. Yo me lo tome a cachondeo pero en lo mas profundo de mi ser, sabía que algo malo se estaba gestando, como en "Crónica de una muerte anunciada". Esta es la historia...
Somos 4 amigos, que decidimos afrontar esta travesía que une orientación, carrera, intuición, resistencia y sobre todo sangre fría. Dos eramos corredores básicamente de montaña (Juanjo y yo) y dos superdotados del asfalto que con un par decidieron cambiar las Mizunho por las Salomón. Hasta la llegada al refugio de Restanca todo fue coser y cantar, incluso nos permitíamos comentarios jocosos de los que íbamos a realizar al día siguiente, como si de algo habitual se tratase. Recogimos nuestro forfait, cenamos y a la cama ya que a las 4 de la mañana había que levantarse para el desayuno y vestirse de guerrillero-skyrunnero.
Las 05:00 de la madrugada del sábado 1 de septiembre, nos ponemos en marcha, los frontales hacen gala de su elevado precio y nos devuelven en forma de luz lo que pagamos por ellos, fenomenal, ha sido una buena inversión. La noche, de cuento de hadas, magnífica, todavía la luna está casi llena y nos deleita reflejándose en las rocas de granito y en los lagos de Coll de Olla Crestada, es un espectáculo que hay que vivirlo para entenderlo. Seguimos camino de Ventosa, tan solo parando 5 minutos en los que tenemos un contratiempo con la ruta a seguir pero que enseguida encontramos, llegamos a Ventosa bien y cumpliendo los pronósticos.
Seguimos hacia el siguiente refugio Estanc LLong, pero todavía debíamos pasar por el temido Pic de Contraix y sus famosos bloques gigantes de granito, hacía allá nos dirigimos prestando mucha atención pues en el 2006 fue exactamente aquí donde equivocadamente Juanjo y yo nos desviamos inexplicablemente hacia la izquierda, el Pic de Colomer, dando al traste con la travesía 2006. Llegamos a la base de la empinada cuesta de Contraix 2983 mts., Juan Carlos comenta, "¡¡hasta allí tenemos que subir!!" y lo subimos poco a poco, asombrosamente es Juan Carlos el que sube como un endiablado, y es que en estas circunstancias el peso de cada cual es muy importante. Cuando apenas faltaban 100 metros de subida para la cima, comienzo a sentir mi primera pájara, me costaba un huevo, andar por ese canchal en el que finalizaba la mole, al llegar arriba mis compañeros me animan y recuperamos fuerzas con unas barritas y gel, yo aturdido no entendía el motivo, quizá la altura, me dije. Proseguimos hasta Estanc Llong en una bajada interminable pero muy bonita. Cuñamos el forfait, ya llevamos 2, pero a lo tonto tonto ya nos hemos chupado 6 horas de las 24.
La siguiente etapa que nos llevaría hasta Colomina, para mi fue la mas dura, se me hizo interminable, superlarga, y para postres al final me volvió a dar un pajarón de caballo, mis compañeros ya no sabían que decirme para levantarme los ánimos, las barritas y los geles pasaban de mi olímpicamente y de repente yo no quería saber nada ni de los Pirineos, ni de los Carros, ni de montañas, estaba sin fuerzas, desmotivado y enfadado conmigo mismo y también con la situación porque no entendía lo que me estaba pasando. Erán casi las 2 de la tarde y me las vi y desee para llegar a Colomina. Yo allí les comente a mis compañeros que lo dejaba, que siguieran ellos, llevábamos sólo 9 horas de travesía y estaba fundido. Después de varios dimes y diretes y varias frases impronunciables acerca de los Pirineos que yo emití, se votó y por unanimidad decidimos que lo mejor era pasar de las barritas y pedirnos un bocata de queso con chorizo y un bote fresco de cerveza. La decisión no pudo ser mas acertada, me reconfortó y me libré, momentaneamente de la pájara, pero nos hizo perder casi 1 hora.
Salimos de Colomina en dirección, a Blanc, subiendo por el "Paso del Oso", y yo notándome con fuerzas renovadas, fue fabuloso, pues cubrí la etapa en perfecto estado incluso casi recuperamos el tiempo perdido en la comida. Seguidamente y casi sin parar nos dirigimos hacia el siguiente refugio, Mallafré, con la intención de arañar al crono lo máximo posible y viendo que se nos echaría la noche encima antes de llegar a Amitges, así fué de Blanc hasta Mallafre, fue una rapidísima etapa, pero engañosa pues es mas larga y monótona de lo que en principio se preveia y dictan los manuales.
Somos 4 amigos, que decidimos afrontar esta travesía que une orientación, carrera, intuición, resistencia y sobre todo sangre fría. Dos eramos corredores básicamente de montaña (Juanjo y yo) y dos superdotados del asfalto que con un par decidieron cambiar las Mizunho por las Salomón. Hasta la llegada al refugio de Restanca todo fue coser y cantar, incluso nos permitíamos comentarios jocosos de los que íbamos a realizar al día siguiente, como si de algo habitual se tratase. Recogimos nuestro forfait, cenamos y a la cama ya que a las 4 de la mañana había que levantarse para el desayuno y vestirse de guerrillero-skyrunnero.
Las 05:00 de la madrugada del sábado 1 de septiembre, nos ponemos en marcha, los frontales hacen gala de su elevado precio y nos devuelven en forma de luz lo que pagamos por ellos, fenomenal, ha sido una buena inversión. La noche, de cuento de hadas, magnífica, todavía la luna está casi llena y nos deleita reflejándose en las rocas de granito y en los lagos de Coll de Olla Crestada, es un espectáculo que hay que vivirlo para entenderlo. Seguimos camino de Ventosa, tan solo parando 5 minutos en los que tenemos un contratiempo con la ruta a seguir pero que enseguida encontramos, llegamos a Ventosa bien y cumpliendo los pronósticos.
Seguimos hacia el siguiente refugio Estanc LLong, pero todavía debíamos pasar por el temido Pic de Contraix y sus famosos bloques gigantes de granito, hacía allá nos dirigimos prestando mucha atención pues en el 2006 fue exactamente aquí donde equivocadamente Juanjo y yo nos desviamos inexplicablemente hacia la izquierda, el Pic de Colomer, dando al traste con la travesía 2006. Llegamos a la base de la empinada cuesta de Contraix 2983 mts., Juan Carlos comenta, "¡¡hasta allí tenemos que subir!!" y lo subimos poco a poco, asombrosamente es Juan Carlos el que sube como un endiablado, y es que en estas circunstancias el peso de cada cual es muy importante. Cuando apenas faltaban 100 metros de subida para la cima, comienzo a sentir mi primera pájara, me costaba un huevo, andar por ese canchal en el que finalizaba la mole, al llegar arriba mis compañeros me animan y recuperamos fuerzas con unas barritas y gel, yo aturdido no entendía el motivo, quizá la altura, me dije. Proseguimos hasta Estanc Llong en una bajada interminable pero muy bonita. Cuñamos el forfait, ya llevamos 2, pero a lo tonto tonto ya nos hemos chupado 6 horas de las 24.
La siguiente etapa que nos llevaría hasta Colomina, para mi fue la mas dura, se me hizo interminable, superlarga, y para postres al final me volvió a dar un pajarón de caballo, mis compañeros ya no sabían que decirme para levantarme los ánimos, las barritas y los geles pasaban de mi olímpicamente y de repente yo no quería saber nada ni de los Pirineos, ni de los Carros, ni de montañas, estaba sin fuerzas, desmotivado y enfadado conmigo mismo y también con la situación porque no entendía lo que me estaba pasando. Erán casi las 2 de la tarde y me las vi y desee para llegar a Colomina. Yo allí les comente a mis compañeros que lo dejaba, que siguieran ellos, llevábamos sólo 9 horas de travesía y estaba fundido. Después de varios dimes y diretes y varias frases impronunciables acerca de los Pirineos que yo emití, se votó y por unanimidad decidimos que lo mejor era pasar de las barritas y pedirnos un bocata de queso con chorizo y un bote fresco de cerveza. La decisión no pudo ser mas acertada, me reconfortó y me libré, momentaneamente de la pájara, pero nos hizo perder casi 1 hora.
Salimos de Colomina en dirección, a Blanc, subiendo por el "Paso del Oso", y yo notándome con fuerzas renovadas, fue fabuloso, pues cubrí la etapa en perfecto estado incluso casi recuperamos el tiempo perdido en la comida. Seguidamente y casi sin parar nos dirigimos hacia el siguiente refugio, Mallafré, con la intención de arañar al crono lo máximo posible y viendo que se nos echaría la noche encima antes de llegar a Amitges, así fué de Blanc hasta Mallafre, fue una rapidísima etapa, pero engañosa pues es mas larga y monótona de lo que en principio se preveia y dictan los manuales.
Cuando salimos de Mallafré, empezaba a oscurecer, en teoría esta etapa de tan sólo 4,5 kms. se debía de cubrir, rápidamente, pues es pista forestal, aunque muy empinada, pero no fué así. Ya me costo llegar a Mallafré, pero me fue imposible, seguir el ritmo de mis compañeros en la subida a Amitges, ellos iban mas frescos. Tan solo Juan Carlos, mostraba signos de cansancio pero subió como un jabato, yo en cambio me fui distanciando, hasta que sabiendo que no había pérdida hasta el refugio, me dejaron atrás para luego vernos allí y reponer fuerzas. Lo que no sabían, era que definitivamente y a modo de puntilla una tercera y definitiva pájara iba a destrozarme virtualmente, casi no llego a Amitges, cuando llegué les dije que ahora sí, ahora me quedaba, no quería ser un estorbo para el grupo. Juan Carlos, se queda conmigo, está también muy cansado. Malpica y Manuel Beneito, sacan fuerzas y deciden continuar, ya de noche, les esperaba si no se complicaba la cosa, casi 7 horas para terminar. Llevábamos 16 horas y media, 51 kms. recorridos y unos 5000 metros de desnivel en las piernas... les iba a venir la cosa demasiado justa. Juan Carlos se va derecho al "sobre", yo doi antes buena cuenta de una suculenta cena a base de lentejas, ensalada y butifarras. Mientras tanto deambula por el refugio un escurrido Kiko Soler, una verdadera máquina de la montaña, que había terminado el recorrido en 11:46, increíble no lo entiendo, era lo mas parecido a Ling Chun, el de la Frontera Azul, aquella famosa serie china de 1978, cuando cruzaba todas las montañas del Liang Chang Poo, dejando tras de si un rastro de polvo tipo correcaminos. Cuando ya me caí a cuadros, fue cuando alguien en el refugio comentó que un tal Jesús Mari Romón, había puesto record con 10:20, para mi era algo increíble, no creo que se pueda realizar en ese tiempo, pero era cierto, encima era la primera vez que había ido. En vista de estos comentarios y muy sabiamente decidí que era justo el momento de acostarme, con las orejicas agachadas y el rabo entre las piernas.
A todo esto y por desgracia, Juanjo y Manuel se perdieron entre Saboredo y el penúltimo refugio antes del final, Colomers; aunque al final lograrón llegar, eran casi las 3 de la madrugada, desmotivados, cansados, desorientados, cabreados y congelados decidieron pernoctar allí y continuar al día siguiente. Y así fue, terminaron, consiguieron su forfait completo y su camiseta en modalidad Open, y la travesía en 24 horas o versión Sky Runner, volvería a ser un reto para el 2008.
Mientras tanto, Juan Carlos y yo, los esperábamos en Spot, donde un taxi 4x4 nos bajo desde Amitges. Llegaron a la hora de comer, no sin antes cargar sus mochilas mas las nuestras en la bajada de Restanca hasta el taxi que los llevaría al parking de Artíes. Abrazos, enhorabuenas, palabras de aliento para unos y de reconocimiento para otros. Carretera y manta, nos esperaban todavía 7 horas interminables de coche hasta casa.
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