Son las 6 de la mañana del 6 de abril, domingo. Una vez mas me embauco en un nuevo reto montañero, guevos!!, si aún no ha amanecido, y es que esto del cambio de hora hace apenas unos días me produce un cierto "Jet Lag", osea una mezcla de cansancio y otros síntomas que a esta hora de la mañana se me tornan a excusas calimerísticas.
En esta ocasión sólo Juanjo y yo, íbamos a defender los colores del club y de Villena por tierras valencianas, después de casí hora y media de coche llegamos a esta bella localidad metida de lleno en pleno Parque Natural de la Calderona. Nada mas recoger el dorsal me llevé la sorpresa de que mi número había sido reemplazado con mi nombre, y es que la organización había tenido la deferencia, con los que habían participado en las tres ediciones disputadas, de personalizar el dorsal con el nombre, sólo 18 participantes, locos mas bien, han corrido desde que en 2006 se creara esta pedazo de carrera, dura, técnica, y sobre todo bonita.
Este año el pistoletazo de salida fué el final de una traca, haciendo honor al lo valenciano de la prueba, 240 valientes salimos a partirnos el alma, por esos montes llenos de pinos, tomillo y romero. Tenía buenas sensaciones,... en el km 9 se pasa por el pueblo y recuerdo que el año pasado en este punto ya iba muerto, pero me encontraba entero, incluso llevaba apenas a un metro a "Mina", madrileña dura de pelar y que terminó subcampeona de chicas, y eso me dio alas para encarar los 16 siguiente kms, que me deparaban sorpresas, sudor y ...
Conforme avanzaba la prueba, mi reloj interno me marcaba que la gasolina no iba a llegar hasta el final, yo mascaba el trozo de barrita que había cogido en el anterior avituallamiento pero mas bien parecía un trozo de ternera de esos que hace "bola", pero me lo tragué porque le tenía que dar tiempo a mi organismo a que fabricará leña para el final de carrera. Subí, subí y subí, baje, baje y baje, una y otra vez, el lorenzo me golpeapa el cuello como mi profesor salesiano cuando me pillaba mascando chicle-"Chicle Bazoka, siempre en la boca"-decía y catapum, su mano se dejaba caer en mi cuello con la misma eficacia que intentas matar un mosca, osea, que golpeas con mas fuerza de la que se precisa para ejecutar al cansino díptero.
Bufffff!, por fin la última colina, vaya tela, me han adelantado al menos 4 subiendo este muro, menudo costarrón. Le voy a decir a mi amiga Pilar, que no me regale mas papas que luego pasa lo que pasa. Bueno, llega la última bajada, y veo un fotógrafo, me hago el chulico y pego un salto para salir tipo superhéroe en la instantánea, todo cojonudo hasta que toco suelo y mi tobillo izquierdo no abre el tren de aterrizaje, jooooooorrrrlllllll, ya estamos, menos mal que no ha sido mucho pero me hace cojear y blasfemar hasta el final de la bajada.
Por fín, llego veo el pueblo, estoy ahí, lo he conseguido, por tercer año le he ganado la batalla a la K25. Le hago otra muesca a mis Salomon y a la entrada a meta me recorre un yuyu indescriptible de felicidad, ¡¡he rebajado mi tiempo en casi 3 minutos!!, bien, bien, al fin y al cabo ya soy un año mas veterano, pero he cumplido, soy un finisher...
En esta ocasión sólo Juanjo y yo, íbamos a defender los colores del club y de Villena por tierras valencianas, después de casí hora y media de coche llegamos a esta bella localidad metida de lleno en pleno Parque Natural de la Calderona. Nada mas recoger el dorsal me llevé la sorpresa de que mi número había sido reemplazado con mi nombre, y es que la organización había tenido la deferencia, con los que habían participado en las tres ediciones disputadas, de personalizar el dorsal con el nombre, sólo 18 participantes, locos mas bien, han corrido desde que en 2006 se creara esta pedazo de carrera, dura, técnica, y sobre todo bonita.
Este año el pistoletazo de salida fué el final de una traca, haciendo honor al lo valenciano de la prueba, 240 valientes salimos a partirnos el alma, por esos montes llenos de pinos, tomillo y romero. Tenía buenas sensaciones,... en el km 9 se pasa por el pueblo y recuerdo que el año pasado en este punto ya iba muerto, pero me encontraba entero, incluso llevaba apenas a un metro a "Mina", madrileña dura de pelar y que terminó subcampeona de chicas, y eso me dio alas para encarar los 16 siguiente kms, que me deparaban sorpresas, sudor y ...
Conforme avanzaba la prueba, mi reloj interno me marcaba que la gasolina no iba a llegar hasta el final, yo mascaba el trozo de barrita que había cogido en el anterior avituallamiento pero mas bien parecía un trozo de ternera de esos que hace "bola", pero me lo tragué porque le tenía que dar tiempo a mi organismo a que fabricará leña para el final de carrera. Subí, subí y subí, baje, baje y baje, una y otra vez, el lorenzo me golpeapa el cuello como mi profesor salesiano cuando me pillaba mascando chicle-"Chicle Bazoka, siempre en la boca"-decía y catapum, su mano se dejaba caer en mi cuello con la misma eficacia que intentas matar un mosca, osea, que golpeas con mas fuerza de la que se precisa para ejecutar al cansino díptero.
Bufffff!, por fin la última colina, vaya tela, me han adelantado al menos 4 subiendo este muro, menudo costarrón. Le voy a decir a mi amiga Pilar, que no me regale mas papas que luego pasa lo que pasa. Bueno, llega la última bajada, y veo un fotógrafo, me hago el chulico y pego un salto para salir tipo superhéroe en la instantánea, todo cojonudo hasta que toco suelo y mi tobillo izquierdo no abre el tren de aterrizaje, jooooooorrrrlllllll, ya estamos, menos mal que no ha sido mucho pero me hace cojear y blasfemar hasta el final de la bajada.
Por fín, llego veo el pueblo, estoy ahí, lo he conseguido, por tercer año le he ganado la batalla a la K25. Le hago otra muesca a mis Salomon y a la entrada a meta me recorre un yuyu indescriptible de felicidad, ¡¡he rebajado mi tiempo en casi 3 minutos!!, bien, bien, al fin y al cabo ya soy un año mas veterano, pero he cumplido, soy un finisher...
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