Por segundo año consecutivo, tuve que hacer una excepción y participe en esta espléndida carrera que si el año pasado se trataba de potenciarla, este y por méritos propios se ha consolidado y creo que por muchos años...
El sábado amaneció gris, tenía el traje preparado, pero..., sinceramente, no tenía excesivas ganas de correrla, tal vez porque como sabeis soy antiasfalto, pero, es mi Villena, son mis calles, mis cuestas, mis gentes, ... no me pude resistir. Saque brillo, al casco, aprete las correas de mis polainas, y portando mi lanza y escudo me encaminé a la plaza de Santiago.
Con apenas media hora antes del comienzo, me presento y reclamo el dorsal 300, pero una chica muy educada me comenta, que no estoy en esa categoría y es imposible, vamos que aunque sea Leonidas el espartano de Peña Rubia, no dejo de ser veterano B, le saco bola y grito, pero no surge efecto..., mas bien se parte de risa y apunta mi nombre.
Me voy para el coche, todavía estoy en duda de si vestirme, de cintura para arriba o no, y como no quiero comprobar los poderes del Frenadol, recorto una camiseta y le dibujo unos patéticos dibujos a modo de músculos abdominales, creo que hice bien, hacía un frío que se las pelaba. Ni el mismísimo Leónidas, habría tenido cojones de batirse el cobre a 5ºC, medio en porreta.
Conforme me voy vistiendo, como que me lo voy creyendo, es increíble, me pongo el casco y automáticamente, al igual que en la peli de "La máscara", me dan ganas de chilllar... espartanooooooooooossssss!!!, unos niños que pasan junto al coche, me rodean, ... por si acaso, no saben bien si voy a la San Silvestre o vengo de la Santa Faz.
Cojo la lanza y la tapadera de la paella, el escudo vamos, le pego el dorsal, y me encamino hacia la salida, casi se pegan dos coches cuando cruzo el semáforo, parecía que un trozo de historia pasaba por delante de sus incrédulos ojos. Llego, a la zona de calentamiento, y un grupo de villeneros, me saludan y felicitan por el traje, pero me sorprende comprobar que no me conocen, el casco hace que mi cara sea al menos irreconocible a primera vista, y esto aún me da mas pié a montar el numerito haya por donde quiera que iba.
Me pongo delante de un coche, y le hago el alto, un policía municipal apoyado en su moto, me mira, descojonao, observando hasta que punto rayo la ilegalidad, pero soy bueno y me voy para la carrera. Alli, y en medio de un ambiente increíble, saludos por doquier, y risas de mis compañeros de montaña, que me miran y no se lo creen,... el runner de Peña Rubia, se había transformado en un espartano en toda regla dispuesto a recorrer, las mas empinadas calles por un casco histórico, repleto de público.
Se da la salida, al principio, la mole de gente, es inmensa, somos... casi 1000 corredores, intentamos no pisarnos, payasos, pistoleros, renos, millonetis y demás figuras indescriptibles enfilan el corredor de la calle mayor,... que en realidad es menor, y que hizo las veces de embudo, sólo al comienzo de la calle La Leña, puedo desplegar mi lanza, pues antes hubiese ocasionado una verdadera masacre.
Durante el recorrido, voy golpeando con mi lanza el escudo, que por las estrechas calles, la verdad, es que armaba escándalo, en uno de estos golpes, la punta de la lanza, salta despedida, demasiado bien se había portado un trozo de cartón forrado de papel de plata... Después de tropecientas, vueltas, subidas y bajadas, llego al castillo, la sombra de los focos, dibujaban mi figura espartana en el asfalto y juro que en esos momentos me teletransporte a batallas ancestrales, y me sentía que formaba parte de este maravilloso escenario. Sigo corriendo, escalones aquí, curvitas allá, voy llegando al final, me encanta el recorrido, la gente me jadea, me aplauden, noto fogonazos de flashes desde las ventanas es maravilloso, y eso que no me apetecía venir.... increíble, me lo he pasado bomba.
Llego, a meta, los ultimos metros son espectaculares, el sonido atronador de mi lanza golpeando al escudo, invita a los presentes a sacar las manos de los bolsillos calentitos y brindarme un último aplauso. Apoteosico, creo que llegué por la mitad, mas o menos 21 minutos que para casí 5 kms., vestido de fantoche no esta mal. Mientras saboreaba, las viandas que nos ofrecieron, me acordé que habían premios a los trajes, y pensé...no si aún me voy a llevar algo pa casa, mi satisfacción fué total cuando me obsequiarón con el 5º premio de disfraz, compartido con un pistolero, y una buena botella de vino tinto y válgame Díos, mi primera copa..., lástima que sea por haber hecho el primo.
Desde, aquí, un 10 para la organización, voluntarios, fotógrafos, patrocinadores y asociación de vecinos, que tan suculentos bocadillos y empanadas nos tenían preparadas al final del esfuerzo, creo que la III San Silvestre Villenera, va a ser una cita ineludible..., os espero.